viernes, 9 de julio de 2010

Breve Historia del Servicio Exterior

Introducción.

Cuando entregué a algunos de mis colegas y amigos los primeros borradores de esta breve historia, estaba convencido que los objetivos que me llevaron a elaborarla eran más que claros.

Aparentemente no es así, y, por lo tanto, respetuoso y agradecido por las observaciones y comentarios recibidos, agrego esta breve introducción al texto original.

Al elaborar el presente trabajo no he pretendido ni arremeter irracionalmente contra el radicalismo, ni contra la actual política exterior de mi gobierno, ni contra ninguno de mis colegas del Servicio Exterior de la Nación por más disenso que pudiere existir entre nosotros. Lo que si pretendo es que el mismo constituya un serio llamado de atención para aquellos un tanto desinformados, dentro y fuera de la Cancillería, que no advierten o no quieren reconocer lo obvio.

Las maniobras que permitieron la suspensión de la Ley que marcaba el ingreso al Servicio Exterior por parte del gobierno radical de Illía-Zavala Ortiz, provocaron un retroceso en el proceso de selección de los diplomáticos, se produjo, como era de esperar, un abultado e irrestricto ingreso de simpatizantes de dicho partido -obvio es suponerlo-, algunos o muchos de los cuales, con el correr de los años y con la incorporación de nuevos adeptos ("i figlioli" como los llamo), han constituido una especie de logia, que se ha enquistado en el seno del cuadro permanente del Servicio Exterior de la Nación, una influyente sociedad de socorros mutuos (obviamente solo para ellos y entre ellos).
Curiosamente, cuando con el correr de los años han sido más o menos detectados, no han visto con malos ojos o incluso han propiciado que se los identifique como “la trenza radical”. Pero no es así.

Esta sociedad excede ampliamente el favor radical inicial y se ha convertido en un organismo vivo y “de vivos”, cuyo fin va más allá de los objetivos político-partidarios del gobierno de turno y del mismísimo interés nacional, que debiera primar por sobre todas las cosas. Es el control liso y llano de la Cancillería con todo lo que esto conlleva: ascensos, buenos destinos afuera, puestos clave en el país, colaboración con el poder político de turno en tanto y cuanto convenga, etc.

El férreo enquistamiento de esta logia y su accionar ha hecho que sucesivos gobiernos, militares, radicales y peronistas por igual, se hayan visto obligados a pagar costos políticos innecesarios, ya que su accionar es exclusivamente “pro domo suo”.

Deseo dejar en claro que los valores y principios con los que el firmante se maneja son simples y transparentes: el interés nacional y la idoneidad y decencia en el manejo de la cosa pública por encima de favoritismos, sectarismos y amiguismos. Esta breve historia fué escrita años ha; si estos principios eran de dificil aplicación entonces, no quiero ni pensar lo que sería intentar esgrimirlos en el actual contexto. Dicho esto, prosigamos con nuestra historia.

Consideraciones preliminares.
Conocer a cabalidad cuáles fueron los entretelones que dieron origen a la actual legislación que gobierna al Servicio Exterior de la Nación (S.E.N.), su sistema de selección e ingreso y demás pormenores nos permitirá hoy, luego de transcurridos más de 40 años de la creación del Instituto del Servicio Exterior (I.S.E.N.), comprender como funcionan toda una serie de alianzas, lealtades, comportamientos y enconos en las que no siempre se priorita el interés nacional y/o la eficiencia y en las cuales, lamentablemente, nunca el peronismo o el justicialismo jugó papel relevante alguno.

Es lamentable que muchos años de gobierno justicialista hayan transcurrido y que la situación no haya cambiado en lo más mínimo; las causas, aunque no difíciles de explicar, serán motivo de un futuro análisis.

Nos ocuparemos ahora de refrescar un poco la memoria, conocer la historia, sus protagonistas y las picardías o manejos a que recurriera algún gobierno (no ciertamente peronista), para insertar en los cuadros del SEN, y sin mayores trámites, “a digitato”, a sus favorecidos, alterando un proceso de orden y método que había costado muchos años instaurar.

Creación del I.S.E.N.

Mediante Decreto-Ley Nro. 2707 del 10/04/63, reglamentado por el Decreto Nro. 2708 de la misma fecha, fué creado el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (I.S.E.N.), siendo Presidente el Dr. José María Guido y Ministro de Relaciones Exteriores el Dr. Carlos Manuel Muñiz.

Como antecedentes en la materia pueden citarse varias leyes reguladoras del Servicio Exterior, pero fué la Ley 12.951 del año 1947 la primera que unifica las carreras Diplomática y Consular y establece que el ingreso al Servicio Exterior se efectuaría por el cargo inferior del escalafón.

Todo este largo proceso legislativo (que incluye al Decreto 5182/48, reglamentario de la Ley 12.951) demuestra la creciente preocupación de sucesivos gobiernos (y en especial el de Juan D. Perón) en lograr una adecuada selección de los miembros de su Servicio Exterior.

Así es que a partir de 1958 y hasta 1962 se dió mayor énfasis y periodicidad a los concursos de admisión al Servicio Exterior organizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, debiéndose destacar el aporte efectuado a todo este proceso por el Presidente Frondizi, quien dictó el Decreto Nro. 6435 del 7/6/60, reglamentando tal ingreso y los respectivos concursos.

Dicho Decreto apuntaba a un “sistema de concursos que permitiera una rigurosa selección”, “ teniendo en cuenta el principio básico constitucional de idoneidad” y determinando que el ingreso al Servicio Exterior de la Nación debía realizarse exclusivamente por la categoría de Agregado y Vicecónsul”, a “efectos de regularizar y dar estructura orgánica a la carrera”.

Todo este proceso culmina con el Decreto 2707 ya mencionado de creación del I.S.E.N. en el que no solamente se ratifican y perfeccionan las etapas ya transitadas, sino que se agrega un elemento de suma importancia, cual es la exclusiva canalización de la admisión de los candidatos a ingresar al Servicio Exterior a través de un instituto de formación permanente dependiente del propio Ministerio de Relaciones Exteriores.

Fué así que a comienzos de 1963 se llama por primera vez a concurso público para ingresar al I.S.E.N.. Se presentaron más de 340 aspirantes de los cuales 17 fueron seleccionados para ingresar al recientemente creado organismo, a efectos de cursar y competir por las 10 vacantes disponibles (un despropósito pedagógico que luego sería subsanado).

Finalizados los cursos regulares, exámenes finales y coloquio general, estos fueron los Funcionarios de la Primera Promoción del I.S.E.N. ingresados por el Decreto 1761 del 11/3/64:

• Jesús Fernando Z. Taboada
• Emilio Ramón Pardo
• Augusto Guibourg
• Justino Mario Riobó
• Eduardo Ma. De Luján Airaldi
• Roberto Jorge Laperche
• Juan Carlos Sanchez Arnau
• Juan Carlos Nougués
• Juan Carlos Saint-Lary
• Luis Alcón Palús


Y por el Decreto 5312 del 17/07/64 (luego de cuatro meses de gestiones para lograr tres vacantes adicionales):

• Lila Subirán de Viana
• Martha Haydée Natale
• Gustavo Alberto Urrutia

Decretos firmados ya durante la presidencia del Dr. Arturo U. Illía, siendo canciller el Dr. Miguel A. Zavala Ortiz.

Puede apreciarse que, en poco menos de un año, el Gobierno Argentino había llegado a completar un envidiable y novedoso (al menos para el país), régimen de institucionalización profesional, tanto en la preparación de sus futuros diplomáticos, a través de un organismo oficial y único como era el I.S.E.N., sino también en un muy adecuado nivel de exigencia mínima en cuanto a estudios o títulos universitarios (avanzados o ya logrados) de los aspirantes al ingreso.

El Decreto-Ley 2707 no puede tomarse en cuenta solo en referencia con el Instituto - que creó -, sino que fué la culminación de una tendencia reglamentarista de la carrera diplomática que se había ido abriendo paso a través de los años con grandes dificultades y que se asentaba sobre la base de dos principios fundamentales: l) La selección para el ingreso vía I.S.E.N. y
2) La obligatoriedad de que este se hiciese por la categoría más baja.

El proyecto del gobierno radical destruiría, como veremos, al menos por cierto tiempo, los dos pilares mencionados precedentemente, sobre los cuales se había asentado la intención de dar forma seria y real a la carrera diplomática.

Parcial destrucción del I.S.E.N., jubileo e ingreso irrestricto.

Lamentablemente estos logros en pro de la institucionalización de la carrera no eran fáciles de aceptar por parte del propio gobierno que había tenido que avalar con su firma el Decreto de los primeros ingresados a la Cancillería vía el I.S.E.N.

Tan es así que a comienzos de 1964 no se llamó a concurso para la que debería haber sido la segunda promoción. Este lamentable cambio de política se vió coronado por el éxito cuando el 30/09/64 el Senado aprueba la Ley 16.486 que echa por tierra todo lo logrado; la misma dispone que sólo “ordinariamente” (no ya “exclusivamente”) se ingresaría al Servicio Exterior por la categoría inferior, pudiendo llenarse sin concurso hasta el 40% de las vacantes existentes en las categorías de Tercer Secretario hasta la de Consejero, etc.etc.

Todo el proceso que precedió a la promulgación de la citada Ley fué seguido en su momento y muy atentamente por la prensa. Fueron varios los editoriales y artículos publicados en La Nación y otros medios; de nada valieron los argumentos esgrimidos por el entonces primer Director del I.S.E.N., Dr. Roberto Levillier y otros catedráticos de nota.

La Ley 16.486 fué sancionada y promulgada y el Dr. Levillier, en forma coherente y digna, presentó su renuncia previniendo sobre los efectos negativos que la Ley 16.486 tendría sobre el Servicio Exterior Argentino.

El Poder Ejecutivo designó, sin concurso y dentro del famoso 40% a los funcionarios que quería designar (Daniel Olmos, Oscar Torres Avalos, Arnoldo Listre, Haydé Osuna, etc. y Beatriz Freytes Taboada, funcionaria que merece mención y reconocimiento especial; más adelante veremos porqué), produciendo un contrasentido adicional, ya que, para las categorías inferiores, los aspirantes no beneficiados a pleno por las designaciones “a dedo” del gobierno radical, debían continuar, al menos formalmente, la vía del ingreso por “concurso” (un concurso amañado, flexible y relativo pero concurso al fin), ya que la misma Ley 16.486 si bien dió un golpe de muerte al I.S.E.N., no se animó a anular su existencia misma.

Así fué que en 1965 se dictan dos Decretos, el Nro. 5.544 y el 12.183 designando Agregados y Vicecónsules a raíz de (¿) “concursos públicos” (?), realizados en el Ministerio de Relaciones Exteriores a ¡¡¡cuarenta y dos !!! nuevos funcionarios, a saber:


Decreto 5.544 del 15/07/65

• Adolfo Enrique Nanclares
• Fernando Petrella
• Juan Carlos Uriburu
• Marta N. Oliveros
• Jorge Alberto Magnacca
• Enrique Gomez Pueyrredón
• Nicolás Adolfo Enrique Garcia Pinto
• Ana María Ganuza
• Judith Ana Canclini
• Juan Carlos Roland Vignaud
• Manuel María Pinto
• Beatriz Susana Moscoloni Vichi
• Guillermo José Del Bosco
• Luis María Riccheri
• Juan Carlos Olima
• Hernán Massini Ezcurra
• Roberto Rolando Torrens
• Abel Ernesto Parentini Posse
• Atilio Norberto Molteni
• Arturo Argentino Moyano Molina
• Graciela Leonor Grandi
• Octaviano Adolfo Saracho


Decreto 12.183 del 31/12/65

• Rodolfo Rivoire
• Rodolfo Claudio Wolcken
• Marcelo Eduardo Huergo
• Juan José Uranga Varela
• José Agustín Yacón
• Ana María Stewart
• Susana Sara Grané de Dabinovic
• María Eugenia Noguerol
• Horacio Antranik Chalián
• Guillermo Enrique Gonzalez
• Guillermo Marcos Jacovella
• Graciela Alicia Martinez Picabea
• Alberto Raúl Serna
• Marcelo Fernando Colombo Murúa
• Juan Felipe Duclós Peña
• Norberto Vidal
• Adrián Guillermo Mirson
• Jorge Alberto Stock Capella
• Eduardo Héctor Iglesias
• Raúl Alfredo Estrada Oyuela

Cantidad y flexibilidad - por decir lo menos - en el proceso de admisión, que contrasta con la severidad con que fueron tratados los egresados de la Primera Promoción del I.S.E.N. desde su ingreso y todo a lo largo de su carrera.

Penoso es admitirlo: un gobierno de facto reimpone el orden.

Tan confusa y contradictoria situación jurídica concluye, felizmente en 1966, durante la presidencia del Gral. Onganía, quien promulga, el 14/07/66 la Ley Nro. 16.905, que en su Art. 1ro. modifica el apartado c del inciso 7o. del Art. 10 de la Ley 12.951, reformada por el Art. 3ro. de la Ley 16.486 por el siguiente:

“el ingreso al cuadro permanente del Servicio Exterior de la Nación se efectuará exclusivamente por concurso y por la Categoría de Agregado y Vicecónsul”, así de simple y claro.

Vale la pena transcribir, por su importancia histórico-institucional, parte de los considerandos de esta Ley, que aún siguen vigentes, ya que, partiendo del propósito de dar a los órganos gubernativos una “estructura eficiente”, en los mismos se expresaba:

• “que la necesidad de hacer del Servicio Exterior de la Nación un instrumento idóneo exige que tenga una estructura orgánica, vertical y jerárquica en su cuadro permanente...”,
• “que la organicidad de la carrera requiere que esta sea iniciada por la categoría inferior del escalafón...”,
• “que la idoneidad de los candidatos debe ser previamente comprobada mediante exámenes de competencia profesional...”,
• “que el apartado c del inciso 7o. del Artículo 10 de la Ley 16.486, al posibilitar designaciones para todas las categorías del cuadro permanente - sin prueba de idoneidad - al coexistir con el sistema de concursos... viola el principio de justicia, vulnera el espíritu de cuerpo de la institución y atenta contra el principio de igualdad consagrado en el Art. 16 de la Constitución Nacional”.

Asi es que, coincidentemente con estos objetivos, el entonces canciller Dr. Nicanor Costa Mendez dictó el 14 de marzo de 1967, la Resolución Ministerial Nro. 172 por la que se procedió a realizar el concurso de ingreso al I.S.E.N., tan irresponsablemente interrumpido a comienzos de 1964,

El gobierno de Onganía, aparte de promulgar la ley citada precedentemente, “exoneró” a todos los ingresados a dedo, los del tristemente famoso 40%, los picarones más importantes, no así a los cuarenta y dos “de los dos concursos”, a quienes respetó, no por la exigencia y/o transparencia de los mismos, sino por haber ingresado por la categoría más baja.

A estos funcionarios que fueron separados muy poco tiempo después de su ingreso (unos escasos seis meses algunos) les quedaban dos posibilidades; o bien irse a sus casas a lamentarse de la fallida “dedodesignación” que les “ahorraba” unos buenos 10 ó 15 años de carrera por parte baja, o bien concursar para ingresar al I.S.E.N.

La única que así lo hizo, que con hidalguía, entereza y dignidad concursó, ingresó, cursó y se graduó con la 2da. promoción del I.S.E.N. del año 1967, fué la Ministro Beatriz Freytes; a ella mi respeto y reconocimiento.

El resto optó por esperar el momento propicio para intentar reivindicar derechos inexistentes, momento que se dió en los gobiernos militares y con la llegada al poder de María Estela Martinez de Perón, teniendo a Alberto J. Vignes como canciller (que conste que lo escribo con minúscula).

Al amparo del caos y la caza de brujas que las leyes de prescindibilidad mal aplicadas provocaron, se negociaron todo tipo de ingresos y egresos; historia triste y turbia que merece capítulo aparte. Los nombres de los que "operaron", entraron, permanecieron y salieron y los porqué serán motivo de un futuro análisis.

“Mauvaise Conscience”
Es evidente que el haber ingresado como lo hicieron, generó, en muchos de los colegas antes mencionados, los de los “concursos públicos de 1965 y los del 40%”, un cierto sentido de culpa; “mauvaise concience”, “guilty concience” o “cola de paja” como se le llama comunmente, y la única manera de neutralizarla era negar, lisa y llanamente, la existencia misma de esa molesta primera promoción del I.S.E.N., tarea a la que se abocaron muchos de ellos con constancia y ahinco (por ponerlo de una forma elegante y no usar otros calificativos que serían más apropiados), durante largos años, en todos los frentes y en todas las ocasiones.

Esta singular batalla culmina, de alguna manera, cuando los activos de esta “logia de la cola de paja”, que repito y destaco no son todos los del grupo originario de los “picarones” y “picaroncitos”, logran institucionalizar la negación, ¿donde?... oh paradoja... en el mismísimo Artículo 2do. de los Estatutos Constitutivos de la Asociación Profesional del Cuerpo Permanente del Servicio Exterior de la Nación (A.P.C.P.S.E.N.) que reza:

“Art. 2do. - El APCPSEN estará integrada por los miembros activos y pasivos del Cuerpo Permanente del Servicio Exterior que hayan ingresado al mismo hasta 1967, de conformidad con las disposiciones legales entonces vigentes y, a partir de esa fecha, única y exclusivamente por los egresados del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, de acuerdo a lo dispuesto .......” es decir que, en el mismísimo instrumento creador de la Asociación que tiene como objetivos entre otros “el defender los intereses de los miembros del S.E.N.”, ...”velar por el fiel cumplimiento de la Ley del Servicio Exterior y su Reglamentación”, ...”proveer a la defensa individual o colectiva de sus afiliados...”, “afianzar al Instituto del Servicio Exterior como la institución apta para realizar la selección y la formación diplomática de los aspirantes a ingresar...”, ...”consolidar y extender el espíritu de cuerpo...”, a instancias de los “picarones” y “picaroncitos”, se logró esta redacción que no hizo otra cosa que ignorar e igualar para abajo., se ignora adrede y maliciosamente a toda una promoción, a la primera y vapuleada promoción de la “escuelita” que, como es fácil imaginar, encontró a su paso resistencias de todo tipo.

Pero estas resistencias nunca nos molestaron, las asumimos como algo lógico y natural y, por otra parte debo reconocerlo, la vieja guardia de la casa, los viejos y simpáticos sátrapas del antiguo “establishment” nos acogieron con un piso alfombrado por cáscaras de banana e innumerables zancadillas, pero zancadillas conteniendo, a su manera, un cierto cariño paternal y una resignada aceptación hacia el nuevo orden; Indudablemente eran otras épocas y otros valores.

Una caricatura o una anécdota valen más que mil palabras y la que a continuación voy a relatar ilustra magnificamente lo que expresara con anterioridad en cuanto al ahinco y constancia del grupo de los “picarones” para intentar borrar todo vestigio de la 1ra. Promoción del I.S.E.N.

Siendo Director del Instituto del Servicio Exterior el Embajador Julio C. Carasales y funcionando ya en la sede de la calle Juncal, se pensó, como algo simpático e ilustrativo, colocar sobre la “boisserie” de la escalera que conduce a las aulas del segundo piso, cuadros con todas las promociones, serie que se iniciaba, como es lógico, con la primera del Año 1964, continuaba con la segunda del Año 1967 y así sucesivamente. Los mismos duraron colocados lo que dura un suspiro. No eran antiestéticos. Probablemente si demasiado ilustrativos. Lo que despertaba cierta curiosidad y la lógica formulación de molestos interrogantes. ¿Esperá un poco, vos cuando entraste? ¿1965, 1966? ¿De qué manera? ¿Pero entonces, sos de carrera?

Situación Actual: lamentablemente sin mejoría.

Lo advertido por el Dr. Levillier allá por 1964, al hacer efectiva su renuncia ante la imposibilidad de evitar el gran mal que la Ley 16.486 de Illía-Zavala Ortiz infligiría a la carrera, adquiere carácter de premonición.

Dicho núcleo original de los “picarones y los picaroncitos” (obviamente con sus excepciones y deserciones) más los afines a su partido - que son muchos -, y los que se asociaron y se asocian por simple conveniencia personal “a la causa”, a lo largo de sucesivas promociones, amparados en administraciones “pro” o gobiernos permisivos, “i figlioli” como los denominaré, constituyen una “poderosísima segunda línea” que no es tan segunda y que ha manejado, a lo largo de muchos años, áreas clave de la política exterior argentina dentro y fuera de la Cancillería, lamentablemente para el país con no demasiado éxito.

Los recambios de unos “picarones” por otros y de unos “figlioli” por otros se suceden con gran disciplina de clan al igual que su proporcionada participación en diferentes estamentos (claro ejemplo de lo que digo lo brindan las sucesivas listas de candidatos a dirig APCPSEN). Mientras que las sucesivas conducciones, ¿peronista?... ¿justicialista?, luego de largos años, siguen operando, trabajando y recibiendo sugerencias y “apoyo” de este grupo como si fuese lo mejor, lo único y lo más natural del mundo.

Entretanto y en forma inexplicable, se sigue manteniendo a los pocos funcionarios “peronistas” de alto rango que posee la Cancillería, alejados de la misma, en sus casas, condenados a cobrar sin trabajar o relegados a funciones secundarias, mientras que por otro lado se contratan indiscriminadamente todo tipo de asesores, consultores, etc., algunos con más que importantes remuneraciones, para realizar tareas que no conocían hasta el momento de ser contratados (ejemplos sobran). Te contrato, te pago bien para que aprendas y luego “me asesores”; a simple vista un inexplicable e irracional planteo, pero que si lo analizamos en profundidad, encierra cosas más profundas y graves para el futuro de la carrera y el Servicio Exterior.

Como acotación final deseo expresar que muy contra lo que muchos trasnochados piensan, el “manejo” o “copamiento” de esta mal llamada segunda línea, presupone mucho más poder y capacidad de introduciir y/o distorsionar políticas del que los mismos protagonistas - hábiles maniobradores en el arte de intercambiarse puestos , subsistir y promocionarse -, se encargan de asignarle. Es curioso, estas líneas escritas hace más de 10 años adquieren una inusual vigencia en el actual contexto. Interesante sería explorar cual es el grado de influencia y responsabilidad que las segundas, y no tan segundas líneas del actual gobierno copadas por "la orga", tienen.

Es fácil imaginarse todo lo que se puede incidir al manejar Secretarías , Subsecretarías y Embajadas y Consulados clave, al protagonizar permanentes viajes de consulta al exterior, todos estos mecanismos responsables directos de la implementación de las políticas trazadas, cuando no de la propia elaboración de las mismas, ya que es sencillo elaborar cuando se omite y creo que estamos omitiendo bastante.

Como ejemplos de terreno perdido y causas con resultados inciertos, motivadas por malas políticas o una distorsionada aplicación de las mismas en los últimos años, cabe citar los siguientes:
(recordar que esto se escribió más de 10 años atrás)
• Malvinas
• Beagle
• Política de aislamiento hacia Cuba
• Participación en los conflictos de Medio Oriente
• Hielos Continentales
• Negociaciones de Pesca y Petróleo en el Sur
• Venta de Armas

Lo cierto es que los gobiernos se han visto obligados a pagar altos costos políticos producto de erróneos asesoramientos en la elaboración y aplicación de su política exterior. Tan erróneos asesoramientos no son nada inocentes y coinciden, eso sí, con los intereses de grupo de los “picarones y picaroncitos”, la sociedad de socorros mutuos a que hago mención en la introducción.


Reflexiones finales.

Esta breve historia pretende ser una contribución para el esclarecimiento de las nuevas promociones, para que conozcan la verdadera historia y puedan discernir el porqué de muchas conductas y actitudes. Una contribución también para nuestros legisladores y gente en el Gobierno, algunos de los cuales me reprocharan, cuando he intentado plantearles la problemática política de la Cancillería, que aquí, dentro de la casa, “los compañeros”, de alguna manera, debíamos hacer profesión de fé peronista. Algo realmente complicado ya que, precisamente por hacer fé práctica de dichos principios, es que se nos excluye de las funciones relevantes.

Tenemos ciertas asignaturas pendientes - importantes algunas -, pero nada se superará si en las conductas y procederes del Cuerpo Permanente del Servicio Exterior de la Nación no prima el interés nacional y una marcada valorización de la idoneidad por sobre todo lo demás.

Los miembros de dicho cuerpo “somos especiales”; es verdad, lo somos, no debemos ni negarlo ni avergonzarnos. Nuestros hijos son especiales, nuestra educación es especial, nuestras pautas de conducta son especiales, nuestra formación cultural es variada y especial. Es el precio que pagamos por servir al país viviendo largos años inmersos en diferentes contextos y culturas. Estos contextos y culturas nos nutren pero también nos desangran, no en vano el desarraigo es la mayor componente de los salarios de los funcionarios de los organismos internacionales.

Como reflexión final simplemente se me ocurre acotar que si cuando se creó el Instituto del Servicio Exterior de la Nación la política exterior era importante, hoy en dia su manejo es crucial; toda la política es, de alguna manera, política internacional
.

1 comentario:

  1. Son investigadora de la Agencia Nacional de Promoción Científica, estoy interesada en contactarlo porque mi trabajo trata sobre el Servicio Exterior de la Nación. Podrá usted facilitarme un mail personal en el que pueda detallarle mis objetivos?
    Quedo a la espera de su respuesta, muchas gracias
    Saludos cordiales
    Natalia Rizzo.

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